CRONICA
CRÓNICAS
El ornitorrinco es el único mamífero que es
ave y reptil al mismo tiempo,[1]
es considerado un mamífero porque da de mamar a sus crías y tiene pelo, pero
tiene a su vez características de los pájaros y los reptiles. Es por eso que Juan Villoro[2]
en el libro Safari Occidental compara a la crónica con los ornitorrincos.
Para el periodista la crónica es la fusión de
la ficción con el reportaje y al igual que este mixto animal, contiene
elementos de varios géneros pero nunca se convierte completamente en uno de
ellos.
La crónica es la manifestación literaria del
periodismo. El periodista es un testigo externo que cuenta algo que sucedió y
de lo que se está presente, pero se diferencia de la literatura por la realidad
que contada en ella. Por supuesto que cada ficción tiene una base de contexto,
pero la crónica es el relato de una situación contada comprometida con los
hechos (Dallal, 2003, 120).
Un escritor se nutre de la realidad, datos,
lugares, números, relatos, personas, colores, pero siempre al escribir inventa,
fantasea con el entorno robado y lo hace para convertir en verosímil una
realidad escrita por él que no existe (Dallal, 2003, 137). La crónica hace los
hechos verosímiles y les da intensidad con narraciones, diálogos, entrevistas y argumentos que sitúan al lector
en el lugar de los hechos, es un hibrido que el autor combina con
intencionalidad (Villoro, 15).
Existe una oposición entre el reportaje y la
crónica, ya que el primero ofrece noticias de última hora y la otra cuenta
sucesos de actualidad pero con comentarios subjetivos o personales. Uno de los
precursores de este género en México, fue Manuel Gutiérrez Nájera quien ya no
buscó sólo hacer uso de lenguaje preciso y correcto, sino que incorporó la
intensidad literaria y poética para trasmitir un mensaje (Rubén Lozano Herrera,
13).
En las crónica de Almicar Salazar Mal día para Inocencio, podemos comprobar lo que Juan Villoro nos
remite sobre este género hibrido. En ella somos testigos de cómo un hombre
llamado Inocencio, el día de los Santos Inocentes pierde por distracción su
dinero. Sabemos que esta historia es ficción, ya que este día representa la única oportunidad que tienen
los medios de comunicación para hacer bromas o tergiversan el contenido a modo
de que la información parezca real como una forma de sentido del humor[3].
En esta obra literaria la autora nos ofrece
una mezcla de crónica y cuento, con los
elementos importantes del género narrativo para hacer más interesante la
historia. Tenemos un narrador que cuenta una historia breve con distintas
formas de elocución; un tiempo corto, el trayecto en taxi del oriente de la
ciudad a su domicilio y espacio escasamente desarrollado siendo el interior del
taxi donde se desarrolla la trama.
Esta crónica de tipo cuento fantástico, toca
el límite entre lo cotidiano, ya que sí es posible que alguien olvide un
portafolio con dinero en un taxi o algún objeto personal preciado, pero nos suena increíble que lo encuentren y lo
devuelvan. Por otro lado, el planteamiento comienza por el final del cuento, donde
el hombre está angustiado, el nudo relata cómo Inocencio pensaba que los iban a
asaltar y el desenlace queda abierto, las personas llaman para molestarlo pero
nunca nos dice si le devuelven sus veintiocho mil pesos.
La otra crónica que leímos fue La crispada masa subterránea[4],
difundida por el diario Milenio, de Humberto Ríos Navarrete. En ella se usaron
distintos elementos literarios para describir y narrar un viaje en metro en las
estaciones con mayor afluencia de pasajeros en la ciudad de México.
Lo más interesante en este relato es que
incorpora diálogos que le dan un tono de singular, tipo comedia para describir
las situaciones, toma frases cotidianas
pero chuscas que lanzan al aire en los distintos conflictos que se viven a
diario en este transporte.
El paso del tiempo es subjetivo, no están
delimitados los minutos que pasan y junto con la intencionalidad de la crónica, entre apretujones y gritos este se siente interminable. Además cuenta con un desarrollo lineal, puesto que los hechos se
presentan en orden cronológico y ritmo más lento que la crónica de Almica
Salazar.
En esta crónica el espacio entra como un
componente narrativo importante ya que se convierte en un personaje más. Es
autentico, ya que es identificable para el común de los mexicanos lectores de
esta obra y cuenta con características esenciales para el desarrollo de ella,
como podría ser la estrechez, así como el que siempre en la hora pico se
encuentre atestado de gente.
Aunque tienen muchas similitudes entre sí, las dos
cuentan con un alto contenido literario, son diferentes en su estructura.
El texto de Almica Salazar es un cuento que utiliza la crónica para confeccionarlo,
a diferencia de Humberto Ríos quien escribe una crónica y la decora con distintos elementos de elocución como la narración, los diálogos
y la descripción.
Aunque
el uso del tiempo es similar, ya que narran viajes sencillos en transporte
público, lo utilizan de forma distinta. En Un
mal día para Inocencio se utiliza un
flash-back, la narración comienza por el final y regresa al pasado con un ritmo
más rápido y la otra es lineal. El uso del espacio es diferente ya que en la
última el metro cobra un valor importante.
Bibliografía
Dallal
Alberto Lenguajes periodísticos, Volumen 2, UNAM, 2003, México, 211 páginas
Ríos
Navarrete Humberto, La crispada masa subterránea. Milenio, 25 de febrero de
2007.
Rubén Lozano Herrera, José Juan Tablada en Nueva York:
Búsqueda y Hallazgos en la Crónica El pasado del presente, Editor
Universidad Iberoamericana, 2000, México, 267 páginas
Salazar
Amílcar, Mal día para Inocencio de, revista ¡Por fin! de El Universal, 27 de
diciembre de 2001.
Villoro Juan, Ornitorrincos, Safari Occidental,
notas sobre la crónica, editorial Joaquín Mortiz, pág. 14-19.
Recursos de Internet
(última vista 5 de abril de 2012)
[1] http://www.jornada.unam.mx/2008/05/08/index.php?section=ciencias&article=a02n1cie
[2]
Villoro Juan, Ornitorrincos, Safari Occidental, notas sobre la crónica,
editorial Joaquín Mortiz, pag 14.
[3] http://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_de_los_Santos_Inocentes
[4] Ríos
Navarrete Humberto, La crispada masa subterránea. Milenio, 25 de febrero de 2007.
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