PINTURA RENACENTISTA VS BARROCA


RENACENTISTA VS. BARROCA

 

La pintura del renacimiento toma su nombre por la resurrección de la cultura clásica, sustituyendo la omnipresencia de lo religioso por la afirmación de los valores del hombre.  Las características de la pintura renacentista son:

·         Exposición de historias y sucesos reales o ficticios tomados de la religión, la mitología o historia.

·         Realismo, las figuras humanas, de animales o de objetos inanimados se reproducen con el mayor cuidado para que parezcan reales.

·         El cuadro se crea como un escenario cúbico, se descubren nuevas técnicas sobre perspectiva y profundidad. El punto de vista del pintor se encuentra en medio del cuadro.

·         El esquema de composición preferido es triangular y el rectangular con la división del espacio en segmentos áureos, algunos pintores combinaron dos triángulos. 

·         Las formas se cierran como un dibujo de trazo continuo y la separación del fondo es absoluta, por eso decimos que se fundamenta en el poder expresivo de las líneas.

·         Se da un interés por el cuerpo desnudo, cuya anatomía se estudia y copia cuidadosamente.

·         A partir del siglo XV se usa la técnica al óleo, inventada por los pintores flamencos que favorecieron la pintura de caballete.

La pintura barroca adquirió un papel importante dentro de las manifestaciones artísticas, convirtiéndose en la expresión con más peso en la religión de los países católicos. Comienza alrededor de 1600 y termina a principios del siglo XVIII. Se caracteriza por el realismo, los colores intensos y fuertes luces y sombras. Ellos escogían el momento más dramático de la acción para evocar emoción y pasión, a diferencia de los renacentistas que pintaban el anterior siendo su pintura más tranquila.

Se desarrollaron nuevos géneros como los bodegones, paisajes, retratos, vanitas[1], cuadros de género o costumbristas. Sus principales características son:

·         El color, la luz y el movimiento definen la forma pictórica.

·         Existe una preferencia por el color y no por la línea.

·         Se consiguen efectos de profundidad, perspectiva y volumen con contrastes de luz y tonalidades de color.

·         La luz es un elemento fundamental, ilumina o difumina contornos, define el ambiente y matiza colores.

·         Se perfecciona el claroscuro.

      Retomando lo anterior podemos decir que la pintura renacentista es lineal con límites establecidos en el contorno, de carácter táctil, con muchos puntos de vista, la nitidez de la imagen no cambia ni de cerca, ni de lejos. A diferencia de la barroca donde la apariencia óptica es primordial, pictóricamente las líneas no son importantes, utiliza manchas indefinidas y las cosas se fusionan y se desvanecen, lo que hace que la nitidez disminuya a medida que uno se encuentre más lejos.

      En la renacentista la disposición es superficial en planos o capas, mientras la barroca es profunda, existe una relación de presencia del fondo,.  La primera presenta formas cerradas con composiciones geométricas regulares, la línea es dura y se limita a recorrer el contorno del objeto, utiliza más la línea recta en volúmenes generales y el movimiento del pincel queda oculto. En la segunda  la forma abierta predomina, valora la línea curva o quebrada con geometrías irregulares y el movimiento del pincel queda presente como un rastro visible en la superficie.

      La composición de la pintura barroca es unitaria, concentra sus partes en un motivo o subordina los elementos bajo la hegemonía de uno, a diferencia de la renacentista donde cada componente defiende su autonomía, la unidad se la confieren la unión de todas las partes libres por eso es múltiple.

      En cuanto al uso de la luz,  el renacimiento la utiliza para iluminar, dar claridad absoluta, el claro-obscuro se usa moderadamente aislando cada objeto, lo que   permite analizar el cuadro en sus componentes. El barroco utiliza luces tenues lo que da poca luminosidad, fusiona objetos y  crea una imagen unitaria.

 

BIBLIOGRAFIA

Rafael Argullol, El quattrocento, Montesinos, Barcelona, 1988.

 Madeleine y Rowland Mainstone, El siglo XVII, Gustavo Gili, Barcelona, 1997;

 



[1] Para los que no sepan que es vanitas, son bodegones que pretenden transmitir la inutilidad de los placeres mundanos frente a la muerte.

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