SEMEJANZA EN LA ESTRUCTURA ENTRE CUENTO Y CRÓNICA


SEMEJANZA EN LA ESTRUCTURA ENTRE

EL CUENTO Y CRÓNICA

 

 

La crónica contiene elementos de varios géneros pero nunca se convierte en uno de ellos. Quizás por eso sea difícil definir si “Mal día para Inocencio” es una crónica,  un cuento o una combinación de ambos.

La crónica de Amílcar Salazar usa ciertos elementos o estructuras de cuento para hacer más atrayente la historia. Es un relato breve, con toques de ficción,  y en ciertas partes lleva una  consecución de acciones que le dan fluidez a la lectura. 

En un “Mal día para Inocencio” se tiene un narrador que cuenta la historia con un tiempo, un espacio escasamente desarrollado,  el interior de un taxi. Aunque comienza con un Flash-back en el final la trama, donde él se encuentra angustiado rememorando lo sucedido y posteriormente hace  una crónica de como perdió el dinero.  

Amílcar Salazar elabora en su crónica un leve retrato del carácter de Inocencio, un hombre angustiado, que pide a Dios, muy inocente, miedoso y olvidadizo. En el cuento los personajes no son relevantes, ni la descripción de los espacios, lo importante es la acción.  

Por lo que la escritura del cuento se encuentra más concentrada en la narración de los verbos y las acciones de los personajes, no en los adjetivos.

Muchas narraciones llevan una cronología de hechos, un principio, un nudo y un final, pero no todos por eso son considerados crónicas, y viceversa, no por tener características ficticias son considerados cuentos.  

Los cuentos que leímos en el ejercicio pasado de Mónica Lavín y Elena Poniatowska pareciera que se desarrollan en un sólo episodio, por la fluidez que presentan sus acciones. No importan los escenarios ni las características de los personajes, sino la base está en la acción del personaje principal.

A diferencia de la crónica sobre Inocencio donde su argumento está formado por varios núcleos: cuando está en su casa lamentándose, se sube al taxi, piensa que lo van a asaltar, platica con el taxista, llega a casa, olvida el portafolios y llama a la radio.

En cuanto al ritmo el cuento maneja menos conjunciones y adjetivos para atraer la atención del lector. La crónica lo lleva lento, ya que la narración se demora en descripciones y reflexiones, además de que al narrar hechos que ya pasaron, el tiempo verbal utilizado es el pretérito.

 

 

BIBLIOGRAFIA

Salazar Amílcar, Mal día para Inocencio de, revista ¡Por fin! de El Universal, 27 de diciembre de 2001

Villoro Juan, Ornitorrincos, notas sobre la crónica, editorial Joaquín Mortiz, pág. 14-19

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