VERÍDICO Y VEROSIMILITUD, CREDIBILIDAD Y VERDAD LITERARIA
VERÍDICO Y VEROSIMILITUD,
CREDIBILIDAD Y VERDAD LITERARIA
ALICIA SUSANA OCAÑA ELIZALDE
La
literatura y el periodismo recurren a formas de verosimilitud que los
caracteriza y les aporta credibilidad.
Entendemos por verosimilitud el efecto de realidad que generan los discursos que son creíbles aunque no sean
verdaderos.
La
verosimilitud permite observar la forma en que se construyen los diferentes
discursos y nos pone en contacto con grupos sociales en un momento histórico y
lo que se piensa ellos tomaban como verdad.
Uno
de los principales logros del escritor es que su obra se confunda con la
realidad, que alcance tal verosimilitud que confunda al público, que se
convierta en verídico, aunque sólo esté basado en la verdad.
El
periodista en cambio, tiene que comprobar, documentar con la sola pretensión
que sea lo más verosímil para los lectores, y que cierre en sus distintos
componentes, para que no emerjan dudas. El periodismo busca hechos novedosos,
extraños que pueden causar intereses en el público, la literatura busca
crearlos.
Lo
verídico es lo que tiene propiedades de verdad pero no necesariamente tiene que
serlo, los literatos ocupan eso para crear obras verídicas que no esencialmente
tienen que ser reales.
La
verdad es la adecuación entre el ser y el entendimiento. Todo el mundo habla,
discute y quiere estar con la verdad, pero nadie es dueño de ella. El hombre
puede conocer algún aspecto del objeto que se manifiesta pero en cuanto se
devela al ser humano pierde parte de su objetividad, ya que lo que nosotros estamos recreando es
una verdad nueva que nunca será igual a la realidad, sino apenas su
representación e impresiones que causa.
En
la escritura, la narración es una recreación de la realidad, pero ha pasado por
el proceso de la imaginación, por lo que
pierde parte de su objetividad convirtiéndose en una realidad paralela.
Para
narrar una historia se eligen la herramienta adecuada para el tema de manera
que el público piense que los personajes son reales. El primer narrador que podemos utilizar es el
de tipo Dios omnipotente, capaz de introducirse en la mente y pensamiento de
todos. Existe otro tipo de narrador que
es el “yo” nominado pero que se comporta como si no lo supiera todo y va
descubriendo junto con el lector. También
se usa la narración en tercera persona, está
permite narrar desde fuera del personaje y no tiene dominio de la historia, siendo
un testigo imparcial.
Por
último encontramos el de las voces múltiples,
donde quien narra encarna una suma de personajes para narrar la
historia.
El
escritor o periodista tienen la misión de estructurar el relato a manera de
darle autenticidad, existen algunas reglas para saber mentir y convencer.
La primera es generar un discurso imparcial, y
este es el que usamos en el periodismo, por qué se ofrece toda la información
disponible, pero se certifica como verdadera la información que cuenta con
constancias y está respaldada.
Otro
es el narrador fingido, donde el escritor finge que el que escribe es otro. Similar
al de las cartas que cuentan la historia.
Por
otro lado, la condición humana es parte importante en los libros de “ficción
real”, porque no cambia desde hace miles
de años. Desde el principio del tiempo, las personas que viven en una sociedad están
envueltas en los mismos conflictos, como son los celos, la pasión, el amor,
etc. Por eso las tramas circulan en ellos. Lo que da veracidad a un escrito es la
narración, pero no de los lugares, sino los conflictos que rondaron esos
espacios.
Por último, los periodistas con el tiempo
obtienen credibilidad. La capacidad de
generar confianza y grado de conocimiento, donde se piensa que lo que se cuenta
es verdad. Ellos generan seguridad y los
lectores creen casi a ciegas lo que ellos cuentan o exponen en su información.
A
diferencia de los periodistas, los escritores
utilizan la verdad literaria, mudan los hechos a un texto con la
ambición de obtener veracidad, crear un cosmos coherente dotado en sí mismo de
sentido y que sea creíble.
Basado en "La mentira verdadera, el arte de lo
verosímil" y "Reglas para saber mentir y convencer" de Sergio
Ramírez , en El viejo arte de mentir. ITESM/FCE. México, 2004. 41-74
SIUXXI
La
literatura y el periodismo recurren a formas de verosimilitud que los
caracteriza y les aporta credibilidad.
Entendemos por verosimilitud el efecto de realidad que generan los discursos que son creíbles aunque no sean
verdaderos.
La
verosimilitud permite observar la forma en que se construyen los diferentes
discursos y nos pone en contacto con grupos sociales en un momento histórico y
lo que se piensa ellos tomaban como verdad.
Uno
de los principales logros del escritor es que su obra se confunda con la
realidad, que alcance tal verosimilitud que confunda al público, que se
convierta en verídico, aunque sólo esté basado en la verdad.
El
periodista en cambio, tiene que comprobar, documentar con la sola pretensión
que sea lo más verosímil para los lectores, y que cierre en sus distintos
componentes, para que no emerjan dudas. El periodismo busca hechos novedosos,
extraños que pueden causar intereses en el público, la literatura busca
crearlos.
Lo
verídico es lo que tiene propiedades de verdad pero no necesariamente tiene que
serlo, los literatos ocupan eso para crear obras verídicas que no esencialmente
tienen que ser reales.
La
verdad es la adecuación entre el ser y el entendimiento. Todo el mundo habla,
discute y quiere estar con la verdad, pero nadie es dueño de ella. El hombre
puede conocer algún aspecto del objeto que se manifiesta pero en cuanto se
devela al ser humano pierde parte de su objetividad, ya que lo que nosotros estamos recreando es
una verdad nueva que nunca será igual a la realidad, sino apenas su
representación e impresiones que causa.
En
la escritura, la narración es una recreación de la realidad, pero ha pasado por
el proceso de la imaginación, por lo que
pierde parte de su objetividad convirtiéndose en una realidad paralela.
Para
narrar una historia se eligen la herramienta adecuada para el tema de manera
que el público piense que los personajes son reales. El primer narrador que podemos utilizar es el
de tipo Dios omnipotente, capaz de introducirse en la mente y pensamiento de
todos. Existe otro tipo de narrador que
es el “yo” nominado pero que se comporta como si no lo supiera todo y va
descubriendo junto con el lector. También
se usa la narración en tercera persona, está
permite narrar desde fuera del personaje y no tiene dominio de la historia, siendo
un testigo imparcial.
Por
último encontramos el de las voces múltiples,
donde quien narra encarna una suma de personajes para narrar la
historia.
El
escritor o periodista tienen la misión de estructurar el relato a manera de
darle autenticidad, existen algunas reglas para saber mentir y convencer.
La primera es generar un discurso imparcial, y
este es el que usamos en el periodismo, por qué se ofrece toda la información
disponible, pero se certifica como verdadera la información que cuenta con
constancias y está respaldada.
Otro
es el narrador fingido, donde el escritor finge que el que escribe es otro. Similar
al de las cartas que cuentan la historia.
Por
otro lado, la condición humana es parte importante en los libros de “ficción
real”, porque no cambia desde hace miles
de años. Desde el principio del tiempo, las personas que viven en una sociedad están
envueltas en los mismos conflictos, como son los celos, la pasión, el amor,
etc. Por eso las tramas circulan en ellos. Lo que da veracidad a un escrito es la
narración, pero no de los lugares, sino los conflictos que rondaron esos
espacios.
Por último, los periodistas con el tiempo
obtienen credibilidad. La capacidad de
generar confianza y grado de conocimiento, donde se piensa que lo que se cuenta
es verdad. Ellos generan seguridad y los
lectores creen casi a ciegas lo que ellos cuentan o exponen en su información.
A
diferencia de los periodistas, los escritores
utilizan la verdad literaria, mudan los hechos a un texto con la
ambición de obtener veracidad, crear un cosmos coherente dotado en sí mismo de
sentido y que sea creíble.
Basado en "La mentira verdadera, el arte de lo
verosímil" y "Reglas para saber mentir y convencer" de Sergio
Ramírez , en El viejo arte de mentir. ITESM/FCE. México, 2004. 41-74
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