La ética del comunicador en la cuchilla de la verdad



“si lo que nos presentan como hermoso en televisión ciertamente lo fuera, si lo que nos endilgan como calidad, la tuviera, si lo que nos ofrecen como democrático no encubriera un ánimo dictatorial, si lo que llaman libre no escondiera la mano censora, si lo que nos proponen como maravilloso no resultara vulgar y si con lo que quieren asombrarnos no se repitiera hasta el infinito en todas las televisiones, privadas y públicas, no habría paradoja, sino aproximación a la verdad”.  

RICO, L. (1992): TV, fábrica de mentiras. 
La manipulación de nuestros hijos. 

No podemos negar la aportación que da el flujo de noticias, al conocimiento a la información, a la tecnología y a la difusión del saber, ejemplo de esto es la alfabetización, sociabilización, el desarrollo democrático y  la unión entre los pueblosPero también pueden crear desigualdad, fricciones en el mundo, desunir países y  familias, bajar el nivel de educación, la vida privada hacerla pública, entre muchos efectos negativos. 

Ya en nuestro tiempo vemos como los medios no solo sirven para la difusión de ideas, ya que pueden ser instrumentos al servicio del mundo. Pero parece  que hasta el momento en vez de convertir a nuestra tierra en un lugar más justomuchos son los que sólo  se han dedicado a someter al hombre a los intereses de la venta de bienes de consumo, o para fines ideológicos y pocos a llevar educación y cultura, al contrario de pocos que sí han querido aportar algo a la sociedad.

Situación debida a que los medios no sólo se han limitado a la información, opinión o entretenimiento, sino que han intentado y logrado en convertirse en conciencia de masas, ayudando a conformarla mentalidad de las personas. No se han resignado con dar una realidad sino que tienden a crear una. En este tipo de realidad mediática que crea “estrellas”, las eleva, los hace lideres de un pueblo, se cansa de ellas, las derrumba, las tira e informar sobre su caída, como el sonado caso de Gloria Trevi. Se culpa a los medios, a los comunicadores de no tener la ética necesaria, pero no creo que ellos conciban el fraude que se origina mediáticamente.

Un comunicador ya sea un reportero, un comunicador organizacional es alguien que realiza un trabajo profesionalmente en un tipo de institución social, es decir aporta bienes y servicios a la sociedad. Con  valores de competencias, con valores de integridadel cual ha llevado un sistema de formación y educación, retratadas en un certificado del estatus formal de su educación. Quizás no es necesario que un profesional cobre por su trabajo para ser considerado como tal, pero la mayoría, vive de elloLos comunicólogos aportan y redireccionan la comunicación ya sea a la sociedad, a una institución, comunidad u organización, teniendo un importante papel entre las audiencias, es decir, todos los receptores de información. 

Este protagonismo del comunicólogo en la actual cultura mediática se ha transformado a causa de los avances en la organización del trabajo,la irrupción de las nuevas tecnologías y la creciente importancia que han adquirido los medios. Sobre este contexto surgen nuevas interrogantes éticas que habitualmente se resuelven sobre la marcha. 

Entre muchas de las acusaciones que han recibido los medios de comunicación, ha sido la de su conversión de medios a fines. Es decir, los media al tener fines de lucro y  politicos, explotan los contenidos que difunden y es la venta de estos mismos como objetos de consumo lo que los hace muy rentables. 

Es en este proceso de venta de si mismo, vende otras cosas, mercancías, servicios, valores, ideologías, es la autopromoción para la auto venta. Sin embargo, no debemos perder de vista la finalidad de los medios, estos deben de ser instrumentos de comunicación social. Por tanto deben ser servidores de una sociedad  que los necesita y para la que fueron creados como institución pública o privada con cierta organización social. Ya que ellos son los protagonistas de la construcción de la red social, un tejido capaz de conformar y deformar estructuras, de crear y destruir y que va adopta en cada momento de la historia, papeles de diversa índole. 

Papeles que el acelerado avance de las nuevas tecnologías  abreun ilimitado mundo de posibilidades que permite el desarrollo de los instrumentos de comunicación, pero también comenzó un inestable terreno de interrogantes morales sin despejar por parte de los profesionales de la materia. 

Este progreso de las tecnologías digitales y cibernéticas, (como el Internet, fibra óptica, teléfonos, comunicación vía satélite, entre muchas) son un arma de doble filo, ya que cada día existe menos control de contenidos, van en pro y en contra de las instituciones, por eso cuando se alían a un poder pueden causar severos daños. 

A nivel cultural nuestra forma de actuar está condicionada por lapostmodernidad, el hombre ha entrado en el pluralismo y la diversidad. La hibridación cultural y el mestizaje han irrumpido la vida social yempezado a crear una inestabilidad espiritual, ideológica y afectiva en el ser humano.

Hoy en día el ser humano es más individualista, cerrado a su vida privada, esto hace que se vea acrecentada la perdida de valores. Aquí es donde el comunicador debe fundamentar sus principios, para evitar la perdida de los valores universales y fomentarlos entre los que reciben su información. 

Sin embargo el comunicador siempre se ve inmerso en polémica, ya que su actividad tiene perpetuamente un debate latente: la colisión entre la libertad de expresión y la del respeto a la dignidad del hombre.Es debido moralizar  que, fuere cual fuere el proceso comunicativo no se debe interferir en el ejercicio de ninguno de los derechos fundamentales de cada persona. 

No obstante, aunque los medios sobreviven hoy a una crisis de credibilidad, aun en día siguen poseyendo el papel protagónico en la creación de opinión y socialización de tendencias. Más  la dinámica de mercado en la que se hallan, los hace verse como objetos de consumo por lo que la verdad y el respeto a la dignidad del hombre puede perder valor en esta lucha comercial. 

Pero esta lucha también es atizada por las audiencias, lo que hace al medio dependiente de estas, ya que los espacios televisivos, radiofónicos  o los diarios sobreviven gracias al público. La necesidad de venta de los espacios comercializados hace que al medio no le importen  las técnicas de publicidad y difusión de los mensajes comerciales, mientras atraiga capital a sus bolsas, mucha de la publicidad que el medio emite no es  ética, ni va con los principios fundamentales, además manipulan o dicen mentiras.

Por otro lado, la penetración de las nuevas tecnologías ha apresurado enormemente el proceso de construcción de la información, pero ha traído a la profesión nuevos problemas o conflictos. La aparición de una red  universal ha hecho surgir preocupaciones, también de rango universal, sobre las que hay que legislar. Y esto, exige atribuir funciones a las diferentes instituciones internacionales para que creen legislaciones en materia de comunicaciones. La defensa de los datos, la irrupción de la vida privada, el envío masivo de publicidad y la utilización de la red, en su gran mayoría para la explotación comercial de sus contenidos, se suman a los grandes debates existentes  entorno a los medios de comunicación y al uso que se hace de ellos.

La responsabilidad de los medios de comunicación no es solo de los comunicadores, sino de todos los actores que intervienen en este proceso. Tanto los medios, el gobierno, publicistas, productores y la audiencia son responsables de la ética de los medios de comunicación. Uno por dar la concesión e imponer una legislación, otro por ser el dueño del medio, el que le sigue por ser el instrumento comunicador, las industrias capitalistas por comprar ese espacio, poner sus productosy hacer elementos publicitarios y el publico por comprar  y demandar el tipo de información que impone el medio, ya que si no hubiera ventas tanto de espacios como de productos los contenidos variarían volviéndose más a favor de la humanidad. Es muy fácil echarle la culpa a los medios de que su información no sirve, o es dañina, pero los espectadores son los que en verdad deciden los contenidos, ellos ponen lo que la gente ve, si el público no lo viera, cambiarían los contenidos.

Al mismo tiempo si el público no sostiene los valores de libertad e igualdad,  entonces ese mismo público no llamará a los profesionales de los medios de comunicación a ser responsables y habrá en toda lasociedad un sentido reducido de la responsabilidad. 

Debemos de basar nuestro código ético a través de los principios de validez universal, donde su condición básica es que todo ser humano.No es posible pensar en una ética de la comunicación si se pasan por alto las actitudes morales fundamentales que crean compromisos con nuestra sociedad. 

Todas estas dirigidas a favor de una cultura de la no violencia y respeto a la vida, solidaridad,  un orden económico justo, a favor de una cultura de tolerancia, así con a un estilo de vida honrada y veraz,  por ultimo a favor de una cultura de igualdad y camaradería entre mujer y hombre. 

Concluimos, que la ética nace desde que comenzamos a argumentar racionalmente ya que quién lo hace puede mostrar su respeto por el otro, por sí mismo y por la razón. No debemos permitir que los medios glorifiquen cosas que no son importantes para nuestro desarrollo como sociedad. Pero también   subrayar que no debemos contribuir a los contenidos burdos, comprando o generando más demanda, porque no ayudamos  a la sociedad. 

No importa si somos comunicólogos, periodistas, si estamos en una oficina, en la calle, fuera o dentro del trabajo, siempre debemos de preguntarnos si estamos ejerciendo nuestro oficio y nuestra vida  en cuanto a fortalecer los valores universales,  los derechos intrínsecos del ser humano de nuestra sociedad para que se vean favorecidos con nuestro trabajo y con nuestros actos. 













Bibliografía. 

Arantza Echaniz Juan Pagola, Ética del profesional de la comunicación, Centros Universitarios de la compañía de Jesús, 2004, 269 pags. 


Bayles M.: Professional ethics (2ª ed.), Belmont, Wadsworth, 1988.

RICO, L. (1992): TV, fábrica de mentiras. hijos. Espasa Calpe, Madrid.

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